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“CHATO”

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“CHATO” Ángel Gavidia (Santiago de Chuco) Me he quedado sin habla, compadre. No sé qué decir y menos qué hacer. Puta, tú, el más valiente, el más habilidoso con la chaira, el pata que no le tiene miedo ni a la vida ni a la muerte ¿así? ¡No me jodas! Se me han quitado de golpe todos los alcoholes, cuñao. Pero, igual, no sé qué decir, qué hacer. Me dan ganas de coger todas mis chivas y salirme corriendo. Pero, carajo, soy tu amigo ¿no? Y los amigos son amigos en las buenas y en las malas. Y yo también he sufrido. También los que me criaron me molieron a palos por las santas huevas. Pero nací hombre. Qué mierda, nací hombre y, así como la carne es para los leones, el hombre es para el sufrimiento. ¿Pero la mujer, cuñao? También, y, quien sabe, la mujer, más. Pero lo hiciste bien, cuñao. Muy bien. Eres el mejor cargador de La Parada. Chupas como vikingo y haces enterrar el pico a todos los guayacoleros fanfarrones que nos quieren atarantar. Te agarras a golpes con cualquiera. Y hasta los m

Nosotros los niños / El retablo del Niño Dios

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Nosotros los niños Autor: Samuel Cavero © Tú voz es mi poesía. Anoche mamita te bañaste buen rato, luego te pusiste en el pelo esos artefactos que usan las mujeres para quedar crespas, enruladas como doña Florinda, luego te pusiste un gorro de plástico y te embetunaste la cara con cremas, puré de palta y rodajitas de pepinillo. ¡Que risa que me dabas, mamita! Y hoy –como sobrevolando sobre nubes y abrazado de ángeles querubines, detrás de los párpados de un payaso- vuelven a mí entre la magia de la inocencia los recuerdos de mi pequeño y hermoso pueblo y de mi gran escuelita. Estos fueron los lugares donde alguna vez fui muy feliz. Yo no quería seguir creciendo, así chiquito como Pulgarcito quería seguir. ¡Ay, la vida! Recuerdo mi pueblo de Huaura con su placita de armas que era el escenario de desfiles y retretas a donde se daban cita nuestros amigos, abuelos y padres. Y nosotros los jóvenes y niños íbamos allá a soñar despiertos. Otras gentes de la ciudad, los perros, ratones,

Cuentos de Carmen Amaralis Vega

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Cuentos de Carmen Amaralis Vega (Puerto Rico) LA CASA DEL POETA Mala mía cuando decidí llevar a mi duende a visitar la casa del Poeta en Isla Negra. Un científico, más específicamente, un dentista, no tiene por qué darle por imitar las excentricidades de un artista. Han pasado dos años y aún me parece verle recorriendo con sus ojos bien abiertos, cada caracol, cada mascaron semidesnudo, y hasta el cuerno de aquel que un día fue el único colmillo de un pez en el alto mar de sus sueños. Ahí se detuvo tiempo suficiente para arrugar su frente en análisis profundo, y se le despertó la idea de convertirse en un ermitaño rodeado de cuernos. Cuando llegamos a la entrada del comedor casi tengo que sujetarlo para evitarme una vergüenza. Definitivamente en ese momento se evaporó mi esperanza de comprarme muebles de roble. Allí se encontraba su sueño hecho realidad. El duende midió la mesa en medio del salón con el diámetro de sus brazos extendidos, parecía un cristo en delic

EL MAGO Y LA PAYASITA

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E L MAGO Y LA PAYASITA (Obra de teatro infantil) Adaptación de Juan Antonio Zuloaga Valle Personajes: 1. Comerciante 2. Alfredo (Niño) 3. Pablito (Niño) 4. El Gran Mago Malakán 5. Payasita Pipa (LA ESCENA SE DESARROLLA FRENTE AL NEGOCIO DEL COMERCIANTE. HAY UNA PUERTA Y UNA VENTANA QUE SUGIEREN EL NEGOCIO. DETRÁS DE ELLAS UN MOSTRADOR DONDE ESTÁN LAS MERCANCÍAS, ENTRA EL COMERCIANTE CANTANDO) 01. COMERCIANTE: El dinero siempre trae más dinero. Y aunque suban los precios nosotros, el comercio, siempre ganaremos. Hoy es un nuevo día de trabajo donde conseguiré más dinero, pero hay algo que me preocupa enormemente y es que estos niños cada día están más vivos, ya no es tan fácil engañarlos… pero aquí vamos aplicar la ley del más vivo. (SIGUE TARAREANDO LA CANCIÓN, MIENTRAS ABRE EL COMERCIO. COMIENZA A ARREGLAR SUS MERCANCÍAS, MIENTRAS SE ESCUCHAN LAS VOCES DE LOS NIÑOS QUE SE ACERCAN). 02. ALFREDO: (JALANDO POR EL BRAZO A PABLITO) Ven, anda, vamos a saborear ricos cara

LA LAGUNA ENCANTADA

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LA LAGUNA ENCANTADA Rodolfo Gallegos Estupiñán Hace muchos años que se formó la laguna «La Encantada» como consecuencia de las filtraciones ocasionadas por los diferentes canales de regadío que circunvalan el fértil y extenso valle de Santa Rosa. Dicen que una vez un agricultor oriundo de pampas de Ánimas se encontraba en sus faenas diarias, propias de la labor agrícola y sin darse cuenta y casi sin ninguna razón sintió que tenía mucha sed; lo primero que le vino a la mente fue subir a la laguna La Encantada para tomar agua y así calmar su angustiosa sed. Cuando llegó a la cima, vio un hermoso pato silvestre de brillantes y llamativos colores que jugaba revoloteando y graznando con alegría y sin preocupación en compañía de un bellísimo y albo cisne. El color blanco del cisne era tan profundo, impresionante y casi sobrenatural que cegaba, tal como si fuera el mismo brillo del sol. Al dirigir su mirada el campesino trató de localizar al pato ya que el resplandor que emanaba de la blanque

CHALAQUITO, UN NIÑO ESPECIAL

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CHALAQUITO, UN NIÑO ESPECIAL Rodolfo Gallegos Estupiñán Allá por el año de 1936, había un niño que caminaba sin zapatos por las calles polvorientas del antiguo barrio de Canta Lachay, hoy calle José Crespo en el distrito de Hualmay; este muchacho al que nos referimos, era huérfano, tenía por nombre Iván y por esa época contaba con sólo nueve años de edad. Por la falta de sus padres, vivía con unos parientes quienes lo atendían como a un hijo más, brindándole cariño y cuidados. Iván en agradecimiento les ayudaba en la pequeña chacra, que sembraban para mantener el hogar. Encontrándose Iván en sus faenas diarias, laborioso y responsable como siempre, oyó un ruido que jamás sus oídos habían escuchado. Se asustó y estuvo a punto de huir, pero fue más la fuerza de la curiosidad que mueve el inmenso mundo de la imaginación de los niños, y fue al encuentro de tal descomunal ruido. Quedó paralizado, confundido, sus ojos no daban crédito a tan horripilante visión, tres inmensos animales con fue

Reencuentro consigo mismo

Reencuentro consigo mismo Gambini Vega, Ronal En un jardín alejado de la población, se podía contemplar la parcela más perfecta; en ella había las flores más hermosas y desconocidas y muchísimos árboles con frutos de inigualable sabor; era el centro favorito de recreación de todos los niños que vivían en la cercanía. Años atrás, una planta muy rara empezó a crecer cubierto de espinas, aun cuando era pequeño, de casualidad los niños se hincaban con sus aguijones, llorando empezaban a destrozar su tan delicado tallo, y así fue pasando el tiempo, y como hierva mala supo vencer esa adversidad que cada año se repetía. Cuando creció a una altura igual a la de los demás árboles, nadie le tomaba importancia, nadie se percataba de su existencia, se sentía muy triste al ver que los niños jugaban en los demás árboles, cogían su fruto y muchas cosas más. Esto encendía en él, una nostalgia interminable porque él estaba cubierto de espinas hasta las raíces y ni siquiera tenía fruto, se sentía realme