BALADA AL DESTINO
BALADA AL DESTINO
A Cesáreo Martínez
Piel color de mi tierra
desde tu intención dejaste a la deriva el desván
cantando una larga agonía
tarde, noche, igual de día.
Tú te imaginas, como se esconde el alma plena
que tiene éste y otros cantos
enerva tus cinco razones puras
en la noción vibrante del eco
de este consternado Perú profundo
cuando miro más allá de mis ojos.
Es la soledad de patria que abruma
en el confín a llorar a granel con ese frío destino
que carcome el erguido camino
del paso al compás del sueño musical
mitigando tristezas y aflorando alegrías
logrando lágrimas descongeladas
desde el pavimento a la cresta del cóndor
aquel que solemne vigila el Colca, el Misti…
ya también tu Cotahuasi.
Tu lejana voz encendida en el verso
cubre el propósito despertar cotidiano
como el umbral de forzado laberinto
aun cuando tú, el vate singular se va
por siempre a quedarse, acá.
@Juan Benavente / Lima, 2002
A Cesáreo Martínez
Piel color de mi tierra
desde tu intención dejaste a la deriva el desván
cantando una larga agonía
tarde, noche, igual de día.
Tú te imaginas, como se esconde el alma plena
que tiene éste y otros cantos
enerva tus cinco razones puras
en la noción vibrante del eco
de este consternado Perú profundo
cuando miro más allá de mis ojos.
Es la soledad de patria que abruma
en el confín a llorar a granel con ese frío destino
que carcome el erguido camino
del paso al compás del sueño musical
mitigando tristezas y aflorando alegrías
logrando lágrimas descongeladas
desde el pavimento a la cresta del cóndor
aquel que solemne vigila el Colca, el Misti…
ya también tu Cotahuasi.
Tu lejana voz encendida en el verso
cubre el propósito despertar cotidiano
como el umbral de forzado laberinto
aun cuando tú, el vate singular se va
por siempre a quedarse, acá.
@Juan Benavente / Lima, 2002
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