EL MITO DEL DIOS VICHAMA

Los últimos descubrimientos arqueológicos en los valles de Huaura y Supe: Caral, Bandurria, Aspero, y Vichama en Vegueta, han llevado a estudiar este mito difundido en 1638, por Fray Antonio de la Calancha en su libro Crónica Moralizadora.. Aunque trata del origen del hombre, se ubica en Vegueta (prov. de Huaura) por ser la patria del dios Vichama (según el texto) de culto extendido por nuestra Costa según se está comprobando.
SINOPSIS: Existió en el principio una pareja humana creada por Pachacamac (hijo del Sol), sin alimento alguno el hombre murió quedando la mujer. Ella imploró ayuda al Sol, quien le mandó sacar raíces, además con sus rayos la fecundó, naciendo un niño. Celoso Pachacamac despedaza al recién nacido, enterrando las partes, de allí brotan los frutos y todas las plantas de la tierra. Esto no calma el dolor de la madre. El Sol le tiene piedad y le crea un nuevo niño del ombligo del muerto y lo llama Vichama, este crece hermoso, fuerte, y decide recorrer el mundo. Su ausencia es aprovechada por Pachacamac para matar a la anciana madre, despedazarla y dar de comer a gallinazos y cóndores, y crear de su cabello y huesos, hombres y mujeres. A su regreso Vichama busca venganza pero su hermano huye a esconderse en el mar. Entonces decide castigar a los de Vegueta y todos los habitantes por haber permitido el crimen, convirtiéndolos en piedra. Se arrepiente luego y sin poder devolverles la vida los ubica en la costa y en la playa para que sean adorados como huacas, rocas y peñones. Pide a su padre poblar de nuevo la tierra. El Sol le envía tres huevos: de oro, de plata y de cobre. Del huevo de oro brota la nobleza, del de plata sus mujeres, y del huevo de cobre los plebeyos y sus mujeres.


EL MITO DE VICHAMA

Fragmento de La CRONICA MORALIZADA DEL ORDEN DE SAN AGUSTÍN EN EL PERÚ de Antonio De La Calancha. Escrita en el año 1638.

...el origen de los Indios de los llanos dicen ellos, que fue i el de sus guacas, i comidas éste: Que no avía en el principio del mundo comidas para un onbre i una muger que el Dios Pachacamac avía criado, murió de anbre i quedó una sola muger, que saliendo un día a sacar raíces de yervas entre espinas, con qué poderse sustentar al canpo, alçó los ojos al Sol, i entre abundantes lágrimas, i quexosos suspiros, le dijo al Sol así: Amado Criador de todas las cosas, ¿para qué me sacaste a la luz del mundo, si avía de ser para matarme con pobreça, i consumirme con anbre? O nunca te acordaras de criarme de la nada, o me acabaras al punto que salí a este mundo, yo sola viva en él sin sucesión de ijos, pobre, afligida i sola; ¿porqué o Sol, si nos criaste, nos consumes? I ¿cómo, si eres el que repartes luces, muestras ser miserable negándome el sustento? no pareces piadoso, pues no te conpadeces de los afligidos, i no socorres a los que criaste tan desdichados; permite, o que el cielo me mate con un rayo, o la tierra me trague acabando tan trabajosa vida, o socórreme benigno, pues me criaste omnipotente. Estas i otras ternuras i desesperaciones decía afligida al Sol, estímulos de la anbre que cría rabias, como dijo Silio Itálico; conpadecido el Sol bajó alegre, saludola benigno, i preguntó la causa de su lloro, fingiéndose ignorante; i ella le dijo el afán de su vida, el trabajo de buscar el sustento entre espinas, i la triste pasadía librada sólo en desenterrar raíces; cosa como ésta creyeran los Latinos, i la repite Lucano. Oyendo sus lástimas, condolido de sus lágrimas, le dijo palabras amorosas, que depusiese el miedo, que esperase descansos, porque ya no sería causa de sus penas la que asta allí lo avía sido de sus congojas, consuelo que en semejante ocasión repitió Ovidio de sus Dioses. Mandole que continuase en sacar raízes, i ocupada en esto, le infundió sus rayos el Sol, i concibió un ijo, que dentro de quatro días con goço grande parió, segura ya de ver sobradas las venturas, i amontonadas las comidas; pero salió al contrario, porque el Dios Pachacamac

115 indignado de que al Sol se le diese la adoración devida a él, í naciese aquel ijo en desprecio suyo, cogió al recién nacido Semidiós, i sin atender a las defensas í gritos de la madre, que pedía socorros al Sol padre de aquel ijo, i tanbién padre del Dios Pachacamac, lo mató despedaçando en menudas partes a su ermano. Lo mesmo cuenta Ovidio que izo Medea despedaçando a su ermano Gialeo senbrando sus guesos por los canpos, fratricidio de que a lamentosas voces, i a quejas justas pedía vengança al Sol su padre (esta afligida queja en igual ocasión pinta Vírgílio) pero Pachacamac porque nadie otra vez se quexase de la providencia de su padre el Sol de que no producía mantenimientos, ni la necesidad obligase a que a otro que él se le diese la suprema adoración. Senbró los dientes del difunto i nació el maíz, semilla que se asemeja a los dientes; senbró las costillas i quesos, nacieron las yucas, raíz que redonda tiene proporción en lo largo i blanco con los quesos, i las demás frutas desta tierra que son raízes. De la carne procedieron los pepinos, pacayes, i lo restante de sus frutos i árboles, i desde entonces ni conocieron anbre, ni lloraron necesidad, deviéndosele al Dios Pachacamac el sustento i la abundancia, continuando de suerte su fertilidad la tierra, que jamás a tenido con estremo anbres la posteridad de los Iungas. No se aplacó la madre con estas abundancias, porque en cada fruta tenía un acordador del ijo, i un fiscal de su agravio; i así su amor i la vengança le obligavan a clamar al Sol, i a pedir o el castigo o el remedio de sus desdichas, como de otra cantó Virgilio, bajó el Sol no poderoso contra el ijo Pachacamac, sino condolido de la muger que le lastimava; i preguntándole, dónde tenía la vid i onbligo del ijo difunto, se le mostró, i el Sol dándole vida crió del otro ijo, i se le entregó a la madre, diciéndole, toma i enbuelve en mantillas este niño que llora, que su nonbre es Vichama (otras informaciones dicen que Villama) crió al niño que creció ermosísimo, asta ser bello i gallardo mancebo, que a imitación de su padre el Sol, quiso andar el mundo, i verlo criado en él, consultó a la madre i continuó su viage; no uvo bien començado su ausencia, quando el Dios Pachacamac mató a la que ya era vieja, i la dividió en pequeños trogos, i los izo comer a los cuervos Indicos que llaman gallinaços, i a los buytres Peruanos que llaman cóndores; i los cabellos i quesos guardó escondidos en las orillas del mar; crió onbres i mugeres que poseyesen el mundo, i nonbró Curacas i Caziques que lo governasen. Bolvió el Semidiós Vichama a su patria, que se llama Vegueta, valle abundante de arboledas, i ermoso país de flores, conjunto una legua poco más o menos de Guaura. Deseoso de ver a su madre no. la alló, supo de un Curaca el cruel castigo, i arrojavan fuego sus ojos de furor, i llamas

116 su coraçón de sentimiento, al modo que pintó Virgilio el enojo del otro, convocó los que abituavan aquellos valles. Preguntó por los quesos de su madre, supo dónde estavan, fuelos conponiendo como solían estar, i dando vida a su madre la resucitó a esta vida, i trató de la vengança, porque sólo ella aplacará el furor, como de otro dijo Ovidio, i fue disponiendo el aniquilar al Dios Pachacamac, pero él por no matar a estotro ermano, enojado con los onbres, se metió en la mar en el sitio i parage donde aora está su tenplo, i oy el pueblo i valle se llama Pachacamac de quien vamos ablando. Viendo el Vichama que se le avía escapado el Pachacamac, bramando encendía los ayres, i centellando atemorizava los canpos, como del otro dijo Persio, bolvió el enojo contra los de Vegueta, i culpándoles de cónplices, no porque mataron, sino porque permitieron, i quando no cooperasen en el castigo, se alegrarían de la muerte, llevado de un repentino furor, sin admitir disculpas, ni mitigarse con ruegos, pidió al Sol su padre los convirtiese en piedras, conversión que luego se izo. Viéndose en piedras convertidos, las criaturas que formó el Pachacamac ya invisible, para que se vea quán dificultoso es a los Dioses falsos aplacar la ira una vez atizada, como dijo Séneca, pagando los onbres las culpas de tal Dios; dichosos los que confiesan que Jesu Cristo pagó las nuestras. No uvo bien egecutado el castigo el Sol i el Vichama, quando se arrepintieron de la inpiedad, que lo que la ira yerra, i el arrepentimiento no puede emendar, lo castiga el dolor de averlo echo, i la pena de no allarle remedio como dijo Oracio. El Sol i el Vichama no pudiendo desazer el castigo, quisieron satisfacer el agravio, i determinaron dar onra de divinidad a los Curacas i Caziques, a los nobles i a los valerosos, i llevándolos a las costas i playas del mar, los dejó a unos para que fuesen adorados por guacas, i a otros puso dentro del mar, que son los peñoles, escollos o euripos, a quien les diesen títulos de deidad, i cada año ofreciesen oja de plata, chicha i espinco, con que se aplacasen los tales convertidos, dando el primer lugar al Curaca Anat, que es un peñol o roca, una legua de tierra rodeada del mar, por ser éste el mayor que entonces era de los onbres (i por esto es oy el de mayor adoración entre estos Indios) viendo el Vichama el mundo sin onbres, i las guacas i Sol sin quién los adorase, rogó a su padre el Sol criase nuevos onbres, i él le enbió tres guevos, uno de oro, otro de plata, i otro de cobre. Del guevo de oro salieron los Curacas, los Caziques, i los nobles que llaman segundas personas i principales; del de la plata se engendraron las mugeres destos, i del guevo de cobre la gente plebeya, que oy llaman Mitayos, i sus mugeres i familias. Este principio creían como si fuera artículo de Fe .

Comentarios

Julio Solorzano Murga ha dicho que…
Felicitaciones por tu exelente labor cultural, difundiendo la verdadera Identidad cultural de nuestros pueblos-
JTSM
Anónimo ha dicho que…
super interesante
Anónimo ha dicho que…
que "lindo"

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