CUATRO POEMAS DE HÉCTOR ROSAS PADILLA
MUCHACHAS DE SAN FRANCISCO
Como un grillo de la noche canté enternecido
a las miradas azul sueño de las muchachas
y a sus labios modelados con cerezas
y a sus caderas redondas como un balón
de fútbol
Pero todo fue inútil
inútiles las palabras cortadas de los rosales
inútil la noche de luna y los suspiros
inútil el punto de luz de la luciérnaga
Las muchachas que deambulaban por las colinas
de San Francisco
y vibraban con el ruido de las guitarras eléctricas
pensaron que yo era realmente un grillo
e inmisericordes
me pusieron los zapatos
encima
CONTEMPLANDO A LA VENUS DE BOTICELLI
EN UN MUSEO DE PARIS
a cada instante me reprochas
que a cada instante esté yo como un alucinado
cantándote himnos con los ojos desorbitados
a cada instante parece que me dijeras
si mil noches no son suficientes para ver sin
estremecimiento
tu maravillosa desnudez
sin embargo tú te estremeces de júbilo
cuando cualquier otro clava la mirada en tus manos
o te dice cosas que yo aún no he aprendido
MOJÁNDOME CON LA MEMORIA
DE UNA PLAYA DE CAÑETE
Aún me siento húmedo de aquella playa del sur
que buscaron nuestros cuerpos
donde cambiamos zapatos y ropas por la espuma
donde fuimos una ola
cayendo impetuosa sobre la otra
dos albatros devorándose gozosamente
dos silencios terminando en gritos
al crepúsculo
Aún me siento húmedo de aquella playa del sur
y de aquel invierno
y de cierta forma
mitad mujer mitad ola
con la que aún sueño
CREACIÓN
Escribo este poema para darte existencia
ahora que hasta soledad me niega su presencia.
Hago que existas para que habites
este verso y esta habitación.
Hago que existas
para no morir de soledad repentina
cuando el silencio de la medianoche
acalle a todo el universo.
Héctor Rosas Padilla, poeta cañetano.
Estos poemas figuran en el libro ANDANZAS, TRAVESÍAS Y NAUFRAGIOS, compartido con el poeta JUAN CARLOS LÁZARO. De estos poemas de Rosas que figuran en este libro el poeta JOSÉ DIEZ SALAZAR dice: “La poesía de Héctor Rosas implica la urgencia del tiempo y de las cosas en el devenir cotidiano, y el amor se torna como un fruto encendido que el poeta muestra en semilla viviente y la deposita en la ciudad quimérica y lúcida de la palabra. Esas conexiones muy bien interrelacionadas le dan magnificencia a la obra… California, donde vive Héctor Rosas, debe ser una ciudad como exige la inspiración, como era Medellín para Gonzalo Arango. Los poetas y la poesía son como distancias astrológicas, algo equidistante, pero que guardan una precisa unidad en el cosmos. Esa es la maravilla que el hombre ha conseguido”. José Diez Salazar, poeta y pintor, ex miembro de HORA ZERO”. Actualmente radica en Holanda.
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