LA HISTORIA DE KORQUIN

Caleta de Carquín
Ha pasado tanto tiempo, pero los recuerdos de mi niñez llegan a mi mente como si fuese apenas ayer. Vuelven como aquel dulce sueño y se repiten en mí una y otra vez.
En una mañana cualquiera, de las muchas que he vivido, recordaba vagamente como las campanas de la' iglesia repicaban incesantes llamando a misa; quizás era domingo o un día de fiesta. No recuerdo muy bien, sólo queda grabado en mis recuerdos el bullicioso revolar de las gaviotas que daban cierto matiz
alegre a aquella tibia mañana.
En las peñas reventaban violenta e incesantemente las olas, haciendo volar minúsculas gotas de agua por los aires.
Nosotros nos encontrábamos en la orilla de la playa, observando el hermoso paisaje. Algunos remendaban las redes que los lobos marinos habían destrozado en las duras faenas de pesca; otros, compartían singulares bromas con los amigos dejando escapar la alegría de gratos momentos, las cuales se perdían en burlonas sonrisas o sonoras carcajadas.
De pronto, todo quedó en silencio, solamente se dejó escuchar el silbar del aire y el retumbar de las olas; hasta los más pequeños dejamos de correr para sentamos junto a los demás en las suaves arenas, alrededor del abuelo Changana, un viejo lobo de mar" pescador antiguo, conocedor del mar y sus secretos. Era el símbolo del respeto, ganado en su largo trajinar por la vida y de cuyos labios brotaban las más maravillosas y mágicas historias que hemos podido conocer.
Todos lo mirábamos en silencio, mientras él se rascaba, despreocupado, la espesa barba blanca. .
El mar... sientan ustedes, la suave brisa y vean el majestuoso y rebelde reventar de las olas, que espumantes llegan a mojar nuestros pies.
El mar, ¡hijos míos! - dijo el abuelo, ha forjado desde antaño el carácter de nuestro pueblo: dócil cuando no se le molesta, inquieto y travieso, cuando desea conseguir algo y bravo cuando le quieren resquebrajar sus derechos.
El mar ... es fuente inagotable de alegrías y tristezas, de miles de anécdotas y hechos misteriosos, ¿cuántos secretos guarda celosamente?.. hasta historias de amor se esconden en él- volvió a expresar el abuelo.

De nuestro pueblo y del mar, existen cientos de historias que ojalá me alcance el tiempo para poderles contar todas las que sé.
- ¡Vamos abuelo..., cuéntanos por favor, las historias de nuestro pueblo! - suplicamos todos.
El abuelo Changana, con su tierna sonrisa expresada en su arrugado rostro, nos miró como recordando quizás sus años mozos y dejando escapar un leve suspiro, dijo:
- Hace muchos, pero muchísimos años atrás, las costas de lo que hoyes
Huacho y Carquín, estaban pobladas por pequeñas tribus de gentiles, eran grupos de familias organizadas y pacíficas las cuales tenían por labores la pesca y la agricultura.
Cierta mañana, un grupo de pescadores de aquellos tiempos llegaron a la playa cargando sus rudimentarias redes, buscando quizás el lugar apropiado para pescar; cuando en eso, mirando la marea y el oleaje divisaron a lo lejos, algunas sombras que se acercaban cada vez más a la orilla de la playa.
Cuando estuvieron al alcance de la vista pudieron descubrir algo que ellos nunca habían visto. Eran personas Parecidas a ellos, las cuales vestían ropas que brillaban a la luz del sol y que flotaban en el agua sobre algo que no conocían; hablaban un lenguaje que era distinto al de ellos y traían consigo una
enorme piedra de color verde que ellos llamaban korquín.
Los extraños visitantes no eran gente pacífica, eran guerreros que venían del norte en sus balsas de totora a conquistar nuevas tierras, quienes al no encontrar resistencia alguna, obligaron a los principales jefes de la zona a rendir honores a korquín y a los que se resistían los degollaban y tomaban su sangre en presencia de todos. .
-¿Quiénes eran estos señores?
Nadie lo sabía en esos tiempos, ni nadie ha investigado esto hasta ahora, quizás fueron los Mochicas; por aquellas huacas y adoratorios que aún se conservan en lo alto del cerro de Carquín.

Como fueron muchos los sacrificios humanos realizados, los naturales de esta zona, pensaron que en lugar de un dios, esa piedra era un demonio, porque ningún dios que conocían tomaba sangre humana para mantener su poder y por temor empezaron a adorar a Korquín y de esta manera evitaron ser sacrificados.
Cuando llegaron los españoles por estas tierras, muchísimo tiempo después, se dice que esta piedra fue arrojada al mar y en verdad no sabemos si estos llegaron a encontrarIa o no, perola que sí me consta, es que muchos todavía la siguen buscando.
Otros dicen que Korquín era un peligro para seguir difundiendo la religión católica a los indios. Era tan grande el temor que sentían al escuchar solamente su nombre, pues creían que era el mismísimo demonio. Dicen por ahí que los evangelizadores españoles que recogieron estas versiones decidieron cierto día utilizarIa como piedra base, para que sobre ella se construyera la iglesia del pueblo, la cual fue destruida por un maremoto y sepultada en el fondo del mar. Se dice también, que el reflejo de esta piedra le da al mar el hermoso color que tienen sus aguas, pues, cada vez que los españoles miraban las verdes aguas decían señalando con sus blancos dedos: Es el mar de Korquín, hasta que esta palabra se castellanizó por la de Carquín y es por esa razón que nuestro pueblo lIeva ese nombre.


Nota:  Texto del libro "Relatos olvidados del pueblo de Carquín" de Marcelina Trujillo Soto y Fanny Elit More Ramos.

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