FLOR DE MARIA DRAGO PERSIVALE
FLOR DE MARÍA DRAGO PERSIVALE
Flor de Maria Drago Persivale, nació en la ciudad de Huacho el 14 de octubre de 1925; sus padres también huachanos fueron don Domingo Drago y doña Angélica Persivale de Drago. Hizo sus estudios primarios y secundarios en el Colegio Santa Rosa de las Madres Dominicas. Sus estudios profesionales los hizo en la Escuela Normal Urbana, anexa a la Univ. Nacional Católica, Canonesas de la Cruz, graduándose de Normalista. Se inició en el Magisterio como profesora del Centro Educativo Nº 412 “Domingo Faustino Sarmiento”, donde llegó a laborar como directora, y que actualmente lleva su nombre. En 1956 publica su primer poema, inspirada en nuestra danza nacional, la Marinera.
Su labor docente lo alternó con la artística, que le dio momentos de satisfacción, tanto por la acertada interpretación que hacían sus pequeñas alumnas, como la forma en que el pueblo se ha identificado con su obra.
Los poemas de Flor de Maria han sido teatralizados mereciendo elogios y reconocimientos a nivel nacional e internacional. La poeta victima de graves dolencias falleció el 13 de abril de 1982.
TIERRA GENEROSA
Yo quiero cantarle al viento,
lo que mi tierra atesora,
ser como la embajadora
de su propio sentimiento.
A ti va Huacho querido
el mensaje de mi alma,
yo quiero darte la palma
que tú siempre has merecido.
Hay en la costa peruana
una ciudad ideal,
es como el mar que la baña
y es más limpia que el cristal.
Es mi tierra generosa
y es tan buena como el pan.
A esta tierra bendita
también llegó San Martín,
y al verlo los españoles
se escaparon por Carquín.
Por las mañanas temprano
aparece el claro sol,
en invierno o en verano
con reflejos de arrebol.
Y se escucha a la cholita
con su dejo singular,
tocar de puerta en puertita
y este pregón recitar.
Caserita, caserita,
¿Qué me quiere usted comprar?
cómpreme la verdurita
pa´que vaya a cocinar.
La cholita pescadora
también es tradicional,
en su lapa seductora
hay cebiche nacional.
Flor de Maria Drago Persivale, nació en la ciudad de Huacho el 14 de octubre de 1925; sus padres también huachanos fueron don Domingo Drago y doña Angélica Persivale de Drago. Hizo sus estudios primarios y secundarios en el Colegio Santa Rosa de las Madres Dominicas. Sus estudios profesionales los hizo en la Escuela Normal Urbana, anexa a la Univ. Nacional Católica, Canonesas de la Cruz, graduándose de Normalista. Se inició en el Magisterio como profesora del Centro Educativo Nº 412 “Domingo Faustino Sarmiento”, donde llegó a laborar como directora, y que actualmente lleva su nombre. En 1956 publica su primer poema, inspirada en nuestra danza nacional, la Marinera.
Su labor docente lo alternó con la artística, que le dio momentos de satisfacción, tanto por la acertada interpretación que hacían sus pequeñas alumnas, como la forma en que el pueblo se ha identificado con su obra.
Los poemas de Flor de Maria han sido teatralizados mereciendo elogios y reconocimientos a nivel nacional e internacional. La poeta victima de graves dolencias falleció el 13 de abril de 1982.
TIERRA GENEROSA
Yo quiero cantarle al viento,
lo que mi tierra atesora,
ser como la embajadora
de su propio sentimiento.
A ti va Huacho querido
el mensaje de mi alma,
yo quiero darte la palma
que tú siempre has merecido.
Hay en la costa peruana
una ciudad ideal,
es como el mar que la baña
y es más limpia que el cristal.
Es mi tierra generosa
y es tan buena como el pan.
A esta tierra bendita
también llegó San Martín,
y al verlo los españoles
se escaparon por Carquín.
Por las mañanas temprano
aparece el claro sol,
en invierno o en verano
con reflejos de arrebol.
Y se escucha a la cholita
con su dejo singular,
tocar de puerta en puertita
y este pregón recitar.
Caserita, caserita,
¿Qué me quiere usted comprar?
cómpreme la verdurita
pa´que vaya a cocinar.
La cholita pescadora
también es tradicional,
en su lapa seductora
hay cebiche nacional.
MANOS CAMPESINAS
Qué respeto me inspiran esas manos callosas,
y la piel de esas manos, por mil vientos, curtida;
tal vez ellas ignoren el porqué de las cosas,
pero a cambio de eso van sembrando la vida.
Las he visto en el surco esparcir la simiente,
y en faenas e riego, del ocaso hasta el alba.
esas manos, parece, el cansancio no sienten;
yo diría que tienen esas manos un alma.
¡Ah, Señor! Quien pudiera fundir los metales
de siniestros fusiles, de cañones y lanzas,
y con ellos hacer más arados, más lampas,
y pedirle a los ríos el agua a raudales.
Porque hay hambre en el mundo, y el desierto y la pampa,
sólo esperan el agua, el arado y la lampa;
es posible el milagro de esas manos callosas,
que hagan crecer el trigo y también las rosas.
SOY HUACHANA
Soy Huachana y tengo por orgullo,
de haber nacido en esta tierra hermosa,
yo con versos le haría un capullo,
Aunque merece hacerle una rosa.
Mi cuna fue mecida por las olas,
encajes le bordaron sus espumas;
tuve por juguetes, caracolas,
y castillitos de arena de las dunas.
En alas de gaviotas he volado
por ignotas regiones de quimera,
es por eso que me siento marinera,
y también muchas veces campiñera.
Dios, a mi tierra ha dotado,
de grandes y valiosos atributos,
son sus hijos los mejores frutos
que en esta bendita tierra ha cosechado.
Por esto yo pregono por doquiera,
esta frase que lo llevo por bandera;
¡Soy Huachana! Y tengo por orgullo
Haber nacido en esta hermosa tierra.
LA TEJEDORA VEGUETANA
Porque en Végueta nací
tejo la mejor estera,
y usté verá que es así,
cuando la tenga, casera.
Porque a mi tierra, señora,
Dios lua dado por fortuna,
una bonita laguna
dionde saco la totora.
Este oficio lua aprendía
de mi agüela y de mi madre,
y yo lo enseño a mi hija
le cuadre o no le cuadre.
Tendrá que ser tejedora,
no cabe duda, ninguna,
mientras crezca la totora
en la bendita laguna.
La esterita veguetana
sirve de camita al pobre,
de cortina a la ventana
pues, sólo vale unos cobres;
y, sia caso a usté lo cae,
mucha gente, de improviso,
no se priocupe, casera,
y tienda su estera en el piso.
Lo cuento, quiantes las casas,
las hacían de totora,
y sólo con una estera
la puerta estaba tapada.
Es que la gente de entonces
era modelo de honrada,
y no como la de ahora, .
que roba tanto, señora.
Y lo contaré la historia
de mi veguetano suelo,
igual que me la contó
el finadito, mi aguelo:
decía, quiuna mañana,
cuando sacaba totora,
sia apareció di repente
“La escuadra Libertadora”.
Entonces, los veguetanos,
Como valientes peruanos
no se hicieron esperar
al llamado del clarín..
porai sioye comentar,
que no faltó tejedora,
que lo tejió con totora,
su esterita a San Martín.
Por eso , yo tengo a orgullo,
ser cholita, bien peruana,
y más, por añadidura:
¡Tejedora veguetana!
EL CAMPIÑERO HUACHANO
Los gallos están cantando,
el día va amaneciendo;
en el fogón de la casa
está la leña ya ardiendo,
por la ramada se escapa,
con el humito el silencio,
mientras la aurora desata,
sus rubias trenzas al viento.
Con el lucero del alba
se levanta el campiñero,
con los rigores de junio
a los calores de enero;
lleva la lampa en el hombro,
como el fusil el guerrero,
para dar, no la muerte,
más bien la vida de nuevo,
en cada surco que abre, .
en cada grano que brota.
Por un senderito verde,
serpenteando el arrolluelo,
el labrador de mi tierra
camina rumbo al potrero,
desde los sauces se filtra,
un insistente gorgeo,
de chapos y de guañiles,
de bocones y jilgueros.
Pisa la hierba dormida
que a su paso se despierta,
y se cuajan los cristales
de una lluvia algo incierta,
el campo todo resume,
aromas de madrugada,
de azares y hierbaluisas,
de pasto y tierra mojada.
En este ámbito apacible
la tarea ha comenzado,
ora esparce la semilla,
ora riega los sarmientos
que sus manos han plantado,
o se va tras de la yunta,
junto al hierro del arado,
a cumplir con el mandato,
que a los hombres Dios ha dado.
Bajo un árbol muy frondoso
hace un alto en la tarea.
Nada turba su reposo,
nada incita a la pelea,
pues sus manos sólo saben
de cuidar la sementera,
y ofrecerse, generosas,
para aquel que las requiera.
Caen los últimos rayos
del Astro Rey, en la tarde,
y se percibe el humito
de hierba seca que arde,
sobre una rama aparece,
como un capullo encarnado,
la tuctupillín que viene,
en pos del nidito amado.
La tarde está cubriendo
con claro-oscuro ropaje,
el día se va muriendo
entre violados celajes;
y el labrador de mi tierra,
regresa al fin de la chacra,
cuando encienden los cocuyos
sus lamparitas de plata.
EL ALMA DE MI TIERRA
Hay en tu nombre tristeza,
pero en tu alma alegría.
Puedo decir con justeza,
¡no hay tierra como la mía!
Al mismo tiempo que llama,
la campana a la oración,
por otro lado se escucha,
la estridencia de un "cuetón".
Todavía por tus calles
discurre la tamalera,
que su presencia la anuncia
con su potente pregón,
a la vez en su caballo
la singular campiñera,
un poco de su chacrita,
trae dentro del cerón.
En los barrios del Cercado,
San Pedrito, Cruz de Cano,
las verbenas populares
cobran tal animación,
que los rezos y castillos
de fuegos artificiales
se mezclan devotamente
por el glorioso patrón.
En los días del "ventiocho"
el retumbar los tambores,
pone un timbre de fiesta
y un caminar tan marcial,
que frente al batir airoso
de banderas bicolores
en cada niño se esconde,
un futuro general.
Los domingos: pachamanca,
en Tomicalla o Luriama,
camarones a la piedra,
pejesapos en chupín
con el jugo de las parras
y el rasguear de las guitarras,
no hay nadie que se resista,
ante el huachano festín.
En eso del abolengo
y pelucas empolvadas,
que "yo sueño porque tengo",
no vale aquí para nada,
eso sí, es muy honrada,
la gente de mi ciudad,
y comparte con cualquiera,
de un solo pan, la mitad.
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