PASIÓN
PASIÓN Cuento de Christopher Nole Panana El enamoramiento desenfrenado los consumía rápidamente. “Te amo”, le susurró el cerdo. “Yo también te amo”; le respondió ella, la japonesa. Ambos hablaban la complicada lengua de los cerdos. Sus besos, apestosos para otros, eran un remedio, un consuelo y una vinculación afectiva para estos dos. “Siempre quise conocerte. Cuando era puerquito, hablaban los tíos sobre el Japón, y sus grandes tesoros. Quise ser un Shogún, luego un emperador, y al final, un ciudadano japonés” “Yo siempre quise ser cerda. Estudié por eso el intrincado idioma de la especie porcina. Y envidié la ociosidad con la que se embarran en su porquería. Amo a los cerdos porque ellos aman sin condicionamientos. Algún día nos casaremos” El cerdo, emocionado la besó en la boca, en la cara. “Mi familia ya sabe sobre ti. Ellos quieren conocerte. Les he narrado lo hermosa, amable, y divertida que eres”, decía el puerco. “Pero tu familia sabe que soy peruano”. La japonesa puso cara de