Día Internacional de la Mujer

En el II Congreso de de Mujeres Socialistas reunida en Copenhague, en agosto de 1910, a propuesta de la socialista alemana Luise Zietz, se aprobó la resolución propuesta por Clara Zetkin proclamando el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. El objetivo era promover la igualdad de derechos, incluyendo el sufragio para todas las mujeres.

MUJER ANDINA

Mujer, síntesis cósmica de montaña,
camino, río y cantuta en flor;
hoy en el alero de tus cariños zurcidos
con la bayeta de pedernales, vuelvo abrazarte
porque las sombras siguen desenterrando abismos.

Tú, misma montaña, entre el múltiple color
de las breñas andinas, has podido derrotar
a quienes talan tu verde rostro que de tanta
esperanza, espanta a los que jamás entre manos
tuvieron el azul firmamento de los sueños cada alba.

Mujer hermana, madre, leal compañera desparramas
los caminos seguros como si fueran blondas trenzas
sobre tus hombros, los mismos que sostienen
al orbe íntegro, elevando más con tu arrullo
maternal y canto libre de la semilla germinada.

Inagotable río nacido en el puquial inusitado
donde sólo las alas de los colibríes puedan traducir
junto al arco iris el lenguaje de tintura, mujer
constante de caudales, río de aguas subversivas,
agitadas, hallas sosiego cuando el suelo está parejo.

Total, mujer latido de florecilla andina
buril y pólvora de pétalos grana porque en ti
la cantuta silvestre guarda la sangre derramada,
para otros veranos violentos, porque aquel color
no ahoga, sino la riega y mañana florecerás, al fin.
Orlando Ordóñez Santos
Lima, marzo del 2013


LA REINA

Yo te he nombrado reina.
Hay más altas que tú, más altas.
Hay más puras que tú, más puras.
Hay más bellas que tú, hay más bellas.
Pero tú eres la reina.

Cuando vas por las calles
nadie te reconoce.
Nadie ve tu corona de cristal, nadie mira
la alfombra de oro rojo
que pisas donde pasas
la alfombra que no existe.

Y cuando asomas
suenan todos los ríos
en mi cuerpo, sacuden
el cielo las campanas,
y un himno llena el mundo.

Sólo tú y yo,
sólo tú y yo, amor mío,
lo escuchamos.

Pablo Neruda