Santos Augusto Ventocilla Arce

Gran representante de la poesía ambarina (provincia de Huaura) y Regional. Nació en el fundo Chupán–Ámbar, el 20 de noviembre de 1930, siendo sus padres don Eleodoro Ventocilla y doña María Arce. Se encuentra casado con la dama huachana Clotilde Huamán, con quien tiene dos hijos: Diana y Michael.
Poeta, narrador y periodista profesional con amplia trayectoria literaria. En los años 70 firma sus poemas con el seudónimo de “Wuaricallpa”, año en que conoce personalmente al poeta chileno Pablo Neruda en Lima, actualmente acostumbra a firmar como “Ámbar Mann”.
Su producción Literaria es vasta y variada, sus poesías han sido publicadas en diversos diarios de la Región. Parte de su obra en verso ha sido recopilada en su poemario "Ensoñación" publicada en el mes de setiembre de 2006, fecha en que recibió un justo reconocimiento de parte de la Dirección Regional de Educación Lima y Sociedad de Poetas y Narradores, que en su honor denominaron al II Concurso Regional de Declamación "Santos Augusto Ventocilla Arce".

Es integrante de la Sociedad de Poetas y Narradores, y activo miembro del Patronato de Defensa del Patrimonio Cultural del Valle de Huaura y Ámbar. Aquí una muestra de su poesía.


ELEMENTAL BÁSICO PRIMITIVO

En la cola de la Vía Láctea
sentado en el Planeta Azul
mi carne inteligente y nervuda
rila y goza por igual.

Y sin embargo;
elemental,
básico,
primitivo soy.

Ojalá fuera de sílice
evolutivo y superior
y no un tanto de carbono
gastado y triste.

No obstante;
primitivo,
básico,
elemental
a la deriva del tiempo voy.

Porque así;
primitivo,
básico,
elemental
del Big Bang nací.

Por eso soy un hombre
un Hombre Total.


NO SÉ

Hoy las palabras me salen como hierro derretido,
las dejo correr como luceros en la cara del cielo,
tal vez una palabra, una sola,
pueda incendiar el mundo,
el mundo de cada uno, el mundo de todos.

Estoy como el astro que en sus llamas se consume,
pero quisiera en el hombre
despertar la dormida mente,
prender fuego en su corazón,
hacer hervir la tibia sangre,
o quizá calcinarla para siempre.

¡No sé! Si quiero un mundo nuevo,
darle calor, derretir sus hielos,
calentar sus mares, despertar la vida
y envolverlo en una llamarada de amor,
o abrazarlo entero.

Hoy me siento violento
porque veo viles manadas de lobos
apacentar famélicos rebaños humanos,
y No sé!…
si encender el fuego de la rebelión
en las estúpidas y mansas multitudes,
o simplemente ver reflejarse el fulgor de las estrellas
en sus tristes y mortecinos ojos.

No sé, cómo hasta ahora este mundo no ha ardido,
si la estopa de la injusticia, del hambre y la miseria está llena,
no sé cómo aún el planeta es azul,
si en cada calle, en cada esquina,
en cada hogar de los miserables,
el ariete de los puños
la pólvora de las mentes,
la fisión de las almas está pronta.

Estoy tan violento,
que mi ira calcinaría
a todos los malditos,
a todos los charlatanes,
a todos los lideres disolutos,
a los falsos profetas,
a los templos de concupiscencia,
a todos los sacerdotes
y sus dioses de mentiras.

Chispas salen de mi espíritu,
que una de ellas incendie tu alma,
y en la milenaria noche de los hambrientos,
brille con la esperanza de un nuevo amanecer.

Ya no quiero ser la ígnea masa de un solitario sol.
Hoy poblaré el universo con nuevas estrellas.


SIEMPRE SABRÁS DONDE ESTOY

Hoy quise saber si me querías,
tus ojos vivaces se plantaron en mí y dijiste ¡Si!
¿Cómo, cuánto? Sonriente pregunté,
extendiendo los brazos contestaste ¡Así!
¿Sabes? Había tanto amor en tu gesto,
como si abrazaras a toda una tierra y sus gentes,
mientras al aire echabas el oro de tus cabellos
y tu amplia sonrisa sembraba blancas gaviotas.

Ahora sé que cumplido mi tiempo me iré,
luengos años pasarán y tú me olvidarás,
porque empeñada en la lucha por la vida estarás
Preparándote siempre con el fin de vencer.
Por aquel entonces no sabrás cuánto te amé,
tendrás una idea donde fui pero no donde estoy,
pero, cuando algún día leas estos versos,
sabrás que de ti nunca me separé.

Escucha, en las noches claras sal a tu ventana,
sal a tu patio, jardín o azotea,
si navegas por los mares o viajas en aeroplano,
alza tu mirada al cielo y mira las estrellas.
Mira, allá, hay un lucero, que titila, que parpadea,
es como un ojo que desde allí te busca y te quiere,
entonces, abre tus brazos como hoy lo hiciste
y al universo entero encierra en tu corazón.

Y si algo tienes que pedir, mi pequeña,
sangre de mi sangre, hueso de mis huesos,
pide, que estando yo inmerso en el tiempo,
con el Señor, lograré se cumpla tu deseo.



LAS MONTAÑAS

De lejos, se ven frías y azules,
de cerca, altas y escarpadas.
Mas hay otra montaña,
inconmovible y misteriosa,
que nos oprime y devora
desde la hora de nacer.

Desde el fondo de mi pena y de mi ignorancia,
montaña misteriosa, noche de los tiempos,
tus escarpas se alzan a los cielos.

Desde la oscuridad de mi dolor y lágrimas,
montaña misteriosa, atávica montaña,
tus gélidas brumas, ocultan mi destino.

Pero un día montaña,
misteriosa y profunda,
aun me lleve la vida entera,
beberé el secreto de tus entrañas,
y escalaré tus alturas.

Ese día, montaña,
montaña misteriosa,
te sumirás en mi linfa,
azolarás dentro de mi alma,
y puerta franca al futuro
serás luz de mi existencia.

Entonces…
cual crisálida dejaré mis vestiduras,
alas de Águilas Blancas desplegaré,
y remontándome a las estrellas,
en Ápex seré libre, para otra vez ser.


ENSOÑACIÓN

Yo no sé si fue acá o en otro sitio,
ni siquiera puedo decir, si fue en este mundo,
o en otros iguales,
o diferentes,
pero yo estaba allí
y Él también.

No sé de qué raza era yo,
si blanca,
negra,
o amarilla.
Tal vez verde,
tal vez azul,
quizá todas,
quizás ninguna.
Tampoco sé de qué raza era Él.
Sólo era del color que era yo.

Hablaba como yo
Con el conocimiento emanado de la esencia de las cosas.
No sé con qué clase de sonidos,
Un rumor de viento,
Un bramar de mar,
Un latido
O una explosión.
Tal vez era sólo pensamiento.

No sé si nadaba, caminaba o volaba,
no sé si flotaba en el vacío,
si pisaba una estrella,
un sol,
o el tercer planeta.
Sólo sé, que iba Él, donde iba yo.

No sé desde cuando,
quizás desde siempre,
tenía yo
asidos a cada mano las puntas del tiempo.
Pasado y futuro en mí convergían
haciéndose el presente.
Y en Él también.

Nunca supe, si tuve yo la belleza de una flor
o el duro rostro de una montaña,
si fui cascada inmensa perdida en abismo sin fin,
o nube sutil,
o mar,
o cielo.
Sólo sé que tenía el rostro de las cosas.
Y Él también.

No sé si fui niño, animal, planta o qué,
sólo sé que amaba el fondo impenetrable de las cosas
cosas enormes como todo el espacio,
cosas pequeñas, casi como la nada.
Y sentí que también las amaba Él.

Y por donde me extendí,
jamás encontré,
por donde fui,
de uno a otro confín,
siempre lo encontré a Él.

No sé si es grande
Porque siempre lo hallé en toda grandeza
O muy pequeño
Porque nunca me reduje a menos de la enesima
Parte de un neutrón.
Pero allá estaba Él.

Sabía que yo no era Él,
Pero lo sentía estar en mí:
como el fuego de la vida,
como el frío de la muerte.
Yo estaba dentro y fuera de Él
y estando en todas partes
Él estaba en mí.

Yo sabía de todo
Poco de mí
Nada de ÉL
Él sabía todo de todo
De mí y de él.
Yo no sé si fue acá o en otro sitio,
Ni siquiera puedo decir si fue en este mundo
O en otros iguales
O diferentes
Pero yo estaba allí
Y el también.


PALABRA HERIDA

La palabra está herida,
mil veces ha sido violada
sobre los tres maderos del calvario.
La palabra ha sido herida
violada,
torturada,
crucificada,
antes de…
y después de…
Y, aún así, la palabra crece,
se multiplica,
se embellece,
alumbrando los oscuros túneles del odio,
floreciendo la esperanza en raudales,
destellando en luminosos haces de amor.
Valor hermanos,
valor hermanos afligidos,
que la palabra sólo está herida,
mas nunca estará oculta,
pulverizada,
muerta,
o callada,
mientras hayan hombres que la sostengan
y mientras nuestras mujeres sigan pariendo.
Rechinen los dientes los tiranos,
rómpanse los colmillos los lobos,
que un nuevo aroma invade el mundo,
que un nuevo canto llena nuestras vidas,
es el canto a la palabra inmortal,
es el canto a la LIBERTAD.
Ser libres,
ser libres!
hermanos,
es ya ser hombres.
LIBERTAD
LIBERTAD
YO TE ADORO!


INSOMNIO

Acúnense las horas en el regazo de la noche,
Afuera, la luna deslumbra con su faz redonda,
Lento el oleaje rumora armónicos sonidos,
Calma la ciudad duerme y crujen los lechos.

¡ Ay! Amor. En esta tibia y férrica noche,
mi corazón es un océano lleno de dudas,
mi cansado cuerpo clama por el sueño
y me vacía cama extraña tu dulce compañía.

Tal vez en esta hora, tu ardiente carne se solaza
Con aquel hombre a quien llamas tu esposo,
Con aquel hombre a quien engañas con migo
Y que juras no haberlo amado, no haberlo querido.

Quizás lo estés haciendo con sabiduría ¡Ah! ¡Perversa!
Desnuda lo embistes con tus duros y rosados pezones
Luego, risueña, de horcajadas con tu sexo lo coronas,
¡ Ah querida! Ah... Perversa; Me traicionas con tu marido!

Hórrida noche, madre de mis insomnios..., Yo soy su amante!
Percibo palpitar su escultural y blanco cuerpo y me excito,
Siento arder mi piel con su erotismo sin medida y me exalto
Y mi memoria Ay tristeza. En su cuerpo recorre todos los caminos...

Con nuestro amor construimos un mundo de besos,
En el clímax del placer mil cielos descubrimos,
No hay fuerza que diga que no me pertenece,
Que su mente, su cuerpo y su alma no sean mías.

¡ Ay bella noche! Madre de mis ilusiones; Yo soy su amante!
Sueño, sueño ven, libera mi mente del espanto.
Sueño ven para que mi vida no se llene de amargura,
Sueño adorméceme, para que ya termine esta tortura...

...Pero yo soy su amante...



Santos Augusto Ventocilla Arce.


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