FAVIO CALDAS HUAMAN

FAVIO CALDAS HUAMÁN

Este gran poeta nació en el bello pueblo de Ámbar (provincia de Huaura), el Favio Caldas Huaman, poeta ambarino22 de junio de 1917, sus padres fueron don Paulino Cáldas y doña Saturnina Huamán que vivieron en la zona de Ámbar hasta al final de sus vidas. Favio Caldas se casó con doña Aurora Falcón y tuvo varios hijos e hijas. En 1958 llega a radicar a la ciudad de Huacho donde labora en la Fábrica Industrias Pacocha hasta su jubilación en el año 1980. El poeta favio Caldas Huamán recibió el homenaje de la Sociedad de Poetas Y Narradores el 12 de junio de este año (2008)

PRODUCCIÓN LITERARIA: Es dueño de una gran cantidad de bellas poesías dedicadas a su pueblo natal, entre ellos: Ambar, UNA PLEGARIA A LA CIUDAD DE ÁMBAR. Trabajos Narrativos acerca de las costumbres y tradiciones de su pueblo, además de una colección de adivinanzas, acertijos.


ÁMBAR

Bendito sea el Señor
que con gracia infinita,
creó esta tierra, en que habita
el humilde labrador,
y en esta tierra de amor,
que es mi lucha y mi desvelo
que aún lejana no olvido,
que Dios, bendiga tu cielo.

Claro de Sol que se levanta
al rayo de cada aurora
fresca sombra bienhechora
de la copa de tus montes,
y en su cauce se agiganta
el caudal del eterno río,
bendiciendo los sembríos
de tus campos y maizales
de tus huertos y rosales
de tus paltos y membrillos.

Tierra fértil, valle hermoso
de cerros y peñascos elevados
de jilgueros y zorzales,
¡Qué sublime, qué grandioso!
¡Qué poder del creador!
eres la magia de una flor
cuando asoma la mañana,
así se viste y se engalana
a mi pueblo el Redentor.

Pueblo amado, algún día volverá
mi despojo cual sudario,
y tú Virgen, patrona del pueblo
bendíceme en cada Agosto.
¡Qué lejana está tu cumbre!
y tus bellas noches claras,
qué lejanas las miradas,
del que a ti volver anhela.

A tu iglesia, a tu escuela
a tus verdes y floridos paisajes
a ti Ámbar querido, te dedico
este poema hecho verso, que nacido fue,
de lo más profundo del corazón.



UNA PLEGARIA A LA CIUDAD DE ÁMBAR

Tú, Señor, que en torrentes vendavales
navegaste en minúscula barquilla,
calmaste una tormenta, y a la orilla
seguiste derramando tus bondades.
Tú que aplacas horrendas tempestades
en el alma cristiana que se humilla,
calma también el temporal deshecho
que está agitando el angustiado pecho.

¡Haz que la paz, del corazón recobre!
y que mi fe, Señor nunca zozobre,
¡Cuántas veces me he puesto a contemplar,
a tus cerros de peñascos elevados!
¡Cuántos dramas de amor y de ilusiones!
tuvieron por teatro estos confines.

En las colinas que aparece un ramal
de la gran cordillera, y desde cuya cima
se descubre ¡Oh, panorama de ideal belleza!
la inmensa y fértil hondonada, de historia
con relieve de leyenda, entre plantas
de pajonales y musgos, que integro se conserva
allá en la inmensa lejanía, donde se escucha
el eco del viento, el rugir entre el arbusto.

¡Oh, Ámbar, tierra fértil!
De dónde sacaron los poetas sus pájaros
transparentes?, sólo veo dolor y tristezas.
Cuando era niño veía al crepúsculo agitar
en sus crueles alas, sin saber que buscaba
mi boca para gemir, amad la vida, guardad el rocío,
para que las flores no padezcan
en la noche, canallas que vendrán.

Son tus cerros cual centinelas
que te custodian, rústicamente
labradas esos peñascos, por todas
partes te rodea muros como olas
negras, como un relámpago perpetuo.



A TI MADRE QUERIDA

Oh cuán lejos están aquellos días
en que cantando alegre y placentero,
jugaba con tu negra cabellera
en las noches heladas, cuando acogido
en tu blanco regazo me dormía.

Con qué grato embeleso recogía
de tus labios la balbuceante frase pasajera
tan sabias llenas de amor puro,
y por ser de mis labios, la primera, brotaba
tu maternal orgullo cuando yo la repetía

Madre, en mi corazón cada día que pasa
siento que tu accionar fue lento y triste.
Hoy que la vejez con el quebranto siento
también mi barba se está blanqueando
Y contemplo la vida sin encanto, que no es vida.

Al recordar tu celestial cariño, me apena
y de mis cansados ojos brota el llanto;
busco pensando en ti madre amada,
sentirme nuevamente un niño.



DÍA DE LA PRIMAVERA

Oh primavera, eres más bella que el centellante sol
que tiñe de arrebol el campo perfumado,
tus verdes cerros, tu lívida lumbrera,
bañada está desde las cumbres azules.

Eres como la antorcha sagrada que alumbra
los valles donde la sombra de la noche vaga,
al igual que la espuma silenciosa del río lejano
los campos reverdecen con tu beso primaveral.

Escucha primavera el palpitar
de mi joven corazón enamorado,
que frente a mí escucha el fulgor
que vienes cantando en los albores
de los días ya lejanos.



EL HIJO HUÉRFANO

Madre querida, en las lóbregas noches
Contemplando estoy siempre el firmamento
Que esté siempre llena de muchas estrellas
Esperando con ansias locas verte estrellas.

Tengo hecha una cometa grande y hermosa
En ella he puesto una carta para ti, y
Estoy esperando un fuerte soplo de aire
Para así poder elevar mi blanca cometa
Y llegue hasta los confines mas altos del cielo

Para que lo leas, el contenido que dice así
Madrecita linda¡ porque te has alejado
Donde no puedo verte nunca
Estoy huérfano de tus cariños
El árbol y las rosas del rosal ya no florecen
En las primeras horas del nuevo día te busco
En todas partes de las habitaciones y no estas.

Vivo ausente del calor de tus caricias
Mi alma siente un extremo frio no resisto
En las noches lóbregas en mi sueño estoy contigo
Y al despertar te busco en todas partes
Y al no encontrarte lloro en de tristeza
Igual que un niño solitario de esta mi soledad.



Favio Caldas Huamán

FUENTES: "Ámbar historia y poesía" de Julio Solórzano Murga. Su reproducción digital se permite indicando el autor y un vínculo a la fuente.

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